lunes, 29 de diciembre de 2008

Candidatos Plavi del Año: Botellón en el hospital

La siguiente candidatura me resulta tan buena y con tanta miga que prácticamente os copio toda la noticia:

Luis Alonso, de 78 años y vecino de Amurrio, pasó el lunes de la semana pasada una de las experiencias más extrañas y desagradables de su vida. Aquejado de bronquitis crónica, fibrosis pulmonar y angina de pecho, acudió al centro después de que se lo indicara su médico de cabecera, al sufrir falta de oxígeno, pequeños mareos e incluso desvanecimientos. Fue ingresado en la planta de Neumología, junto a un joven de unos 30 años que también se llamaba Luis.

Los problemas empezaron cuando llegó la noche. Los familiares de su compañero de habitación se marcharon y al rato aparecieron cinco amigos, "con muy mala pinta, llenos de tatuajes con calaveras", explica Luis. Después de charlar un rato con su amigo, los jóvenes decidieron amenizar la noche del hospitalizado y fueron a buscar unos refrescos y una botella "que me pareció de alcohol". Bebieron y fumaron en la habitación del hospital "sin que nadie les dijera nada", montando un gran escándalo. "También se metieron con una enfermera y no dejaban de decir palabras soeces".

Según cuenta el propio Luis, que se encontraba "muerto de miedo", un celador y uno de los vigilantes del parking acudieron a la habitación a recriminar la actitud de los jóvenes, pero éstos "les mandaron ‘a tomar por culo". Un par de horas más tarde, el grupo se marchó, con el enfermo y todo, que salió del centro sin el alta médica. Aún asustado por la situación, Luis no pudo conciliar el sueño hasta las 4.00 horas. Confundido.

Sin embargo, no acababa ahí su pesadilla. A la mañana siguiente, un médico se presentó en su habitación, le preguntó su nombre y le obligó a salir del cuarto y abandonar el hospital, sin firmar el alta y "con muy malos modos, incluso agarrándome del brazo". Así que se fue de allí sin que remitieran los síntomas que originaron su ingreso.

Luis cree que esto se debió a que el joven se llamaba igual que él y lo confundieron, aunque no entiende que el médico ni siquiera le preguntase sus apellidos ni por el número de cama que ocupaba. "Cuando le dije que aún estaba mareado me respondió gritando que ya se imaginaba por qué estaba mareado".


Fuente: 20 minutos

No hay comentarios: